Para realizar cualquier actividad en nuestras vidas es necesario tener voluntad, en algunos casos se requiere en mayor o menor grado, pero para que las cosas resulten bien, es mejor dar lo máximo de sí mismo, la verdad es que si todos le pusiéramos más pasión y amor alo que realizamos tendríamos un mundo mucho mejor. La vocación (*), a mi parecer, es el ingrediente fundamental en mi futura carrera como profesora; esta características es esencial en cualquier aspecto en que nos desempeñemos y va de la mano con la voluntad, si la mitad de los profesores existentes tuvieran verdadera vocación la educación seria mucho mejor, lo mismo ocurre con doctores, ingenieros, con la sociedad entera; si hiciéramos y siguiéramos nuestros sueños seriamos mejores personas.
Un buen profesor debe tener claro que las diferencias pueden existir (de edad, nivel educacional…), pero que la disminución de ellas permite que halla un ambiente de confianza, respeto, cordialidad en una clase, la que se caracterizaría por una intrínseca interrelación, la cual permite un mejor proceso para la obtención de óptimos resultados de acuerdo a lo planificado. Una atmósfera grata permite expresarse con mayor fluidez, dejando de lado las dudas de parte tanto como del alumno como del profesor, ya que de acuerdo al tipo de preguntas realizadas por los discentes, el docente captará si los conocimientos han sido o no asimilados por la audiencia. Hoy, las verticalidades generan más desencuentros que encuentros.
Como siempre lo he dicho, un profesor debe ser un guía, una persona que oriente, permitiendo, de esta forma, que los alumnos construyan su conocimiento, tanto teórico como el práctico, con lo que me refiero a la vida, a las situaciones a las que se enfrenta un adolescente, en que su escala valórica se puede ver trastocada profundamente si no se le comprende, escucha, guía, aconseja. El problema de esto, yace en que implica ser un modelo a seguir, lo que significa que si aconsejo algo y yo hago lo opuesto me convertiré instantáneamente en un Cura Gatica, que predica, predica y no practica, perdiendo la confianza de ellos. La práctica es el único medio para enseñar valores a los alumnos.
Los tiempos cambian, más bien se modifican, evolucionan, varían las técnicas, se descubre… por lo que como buena maestra debo también actualizarme constantemente, perfeccionarme para poder llegar a los alumnos, para crear nuevas instancias de aprendizaje utilizando los recursos que la tecnología ofrece.
Manejar una base sólida de conocimientos es fundamental, un profesor debe saber de lo máximo posible, aunque si no lo sabe debe reconocer que carece de algún tipo de información y no caer en la invención. Tener una gran base de conocimientos no sirve de mucho si no se entregan con métodos pedagógicos, didáctica.
Debe comprender a sus alumnos, retroceder un poco en sus recuerdos y fijarse en su comportamiento adolescente, para así practicar la empatía y poder desarrollar de mejor forma su quehacer.
¿Es necesaria la interacción en una sala de clases?
¿Debe existir las verticalidades?
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* http://monicarodriguezdiez.wordpress.com/2007/11/14/%C2%BF-como-debe-ser-un-buen-profesor/
Un buen profesor debe tener claro que las diferencias pueden existir (de edad, nivel educacional…), pero que la disminución de ellas permite que halla un ambiente de confianza, respeto, cordialidad en una clase, la que se caracterizaría por una intrínseca interrelación, la cual permite un mejor proceso para la obtención de óptimos resultados de acuerdo a lo planificado. Una atmósfera grata permite expresarse con mayor fluidez, dejando de lado las dudas de parte tanto como del alumno como del profesor, ya que de acuerdo al tipo de preguntas realizadas por los discentes, el docente captará si los conocimientos han sido o no asimilados por la audiencia. Hoy, las verticalidades generan más desencuentros que encuentros.
Como siempre lo he dicho, un profesor debe ser un guía, una persona que oriente, permitiendo, de esta forma, que los alumnos construyan su conocimiento, tanto teórico como el práctico, con lo que me refiero a la vida, a las situaciones a las que se enfrenta un adolescente, en que su escala valórica se puede ver trastocada profundamente si no se le comprende, escucha, guía, aconseja. El problema de esto, yace en que implica ser un modelo a seguir, lo que significa que si aconsejo algo y yo hago lo opuesto me convertiré instantáneamente en un Cura Gatica, que predica, predica y no practica, perdiendo la confianza de ellos. La práctica es el único medio para enseñar valores a los alumnos.
Los tiempos cambian, más bien se modifican, evolucionan, varían las técnicas, se descubre… por lo que como buena maestra debo también actualizarme constantemente, perfeccionarme para poder llegar a los alumnos, para crear nuevas instancias de aprendizaje utilizando los recursos que la tecnología ofrece.
Manejar una base sólida de conocimientos es fundamental, un profesor debe saber de lo máximo posible, aunque si no lo sabe debe reconocer que carece de algún tipo de información y no caer en la invención. Tener una gran base de conocimientos no sirve de mucho si no se entregan con métodos pedagógicos, didáctica.
Debe comprender a sus alumnos, retroceder un poco en sus recuerdos y fijarse en su comportamiento adolescente, para así practicar la empatía y poder desarrollar de mejor forma su quehacer.
¿Es necesaria la interacción en una sala de clases?
¿Debe existir las verticalidades?
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Julia Venegas
Tercer año de Pedagogía en Historia y Geografía.